El otro día descubrí un sitio con el que me entusiasmé al toque, pero después de unos minutos de navegar en él confirmé que es exclusivamente para usuarios de Estados Unidos. Por ese motivo quería advertirles, queridos lectores, antes de pasarles el link.
Bueno, y ahora que ya saben, les cuento. Ustedes me dirán, "pero si es para gente que vive en USA, ¿para qué lo reseñás, boludo?", y yo les contestaré que simplemente me parece una muy buena idea y que, de todas formas la quiero compartir. Tal vez, en una de esas, alguno de ustedes conozca algún sitio así pero para fuera de USA, o si no... bueno, ya tienen una idea.
El sitio se llama mint, y se trata de una página que te organiza tu presupuesto doméstico. ¿Cómo? El sistema es muy fácil: vos les das el número de tu cuenta del banco y tu tarjeta de crédito y ellos hacen el resto. ¿Qué quiere decir esto? Que ellos se vinculan con esos datos y el sistema va calculando tu actividad económica. O sea, el software recibe la información de cada actividad que hiciste y hace los cálculos, para luego dártelos como papilla.
Pongamos un ejemplo. Se vino la crisis financiera mundial y querés recortar gastos. ¿Por dónde empezar? Como explican en la página, en el momento en que le das tus datos a Mint, el programa te da algunos resultados de que te pueden sorprender: servicios que ya no usás o precios irrazonables. Suspendiendo esos servicios o corrigiendo los "errores" de las compañías, podés empezar a recortar en los gastos que realmente querés hacerlo.
Todo esto se hace con gráficos que te permiten ver en qué estás gastando y en qué querés y podés ahorrar. El sistema incluso te ofrece un sistema de email y SMS que te recuerda regularmente tus nuevos autodelineados límites.
Y así con muchas otras cosas: un plan para comprarte un auto, un plan para tu jubilación, un plan para pagar los estudios de tus hijos...
Ya sé que la idea despierta una inmediata reacción negativa, sobre todo en quienes no vivimos insertos en la cultura estadounidense. ¿¡Cómo le voy a dar mi tarjeta de crédito a cualquiera?, es lo primero que se nos ocurre. Pero más allá de todos los sistemas de seguridad que dicen tener, Mint explica que el servicio sirve sólo para el manejo de información y que desde la página no se puede hacer ninguna transacción ni actividad financiera.
Aun así no les daría datos tan caros a mi bolsillo, dirán ustedes. En ese caso, bueno, está claro que hay una gran diferencia cultural a salvar.
Bueno, y ahora que ya saben, les cuento. Ustedes me dirán, "pero si es para gente que vive en USA, ¿para qué lo reseñás, boludo?", y yo les contestaré que simplemente me parece una muy buena idea y que, de todas formas la quiero compartir. Tal vez, en una de esas, alguno de ustedes conozca algún sitio así pero para fuera de USA, o si no... bueno, ya tienen una idea.
El sitio se llama mint, y se trata de una página que te organiza tu presupuesto doméstico. ¿Cómo? El sistema es muy fácil: vos les das el número de tu cuenta del banco y tu tarjeta de crédito y ellos hacen el resto. ¿Qué quiere decir esto? Que ellos se vinculan con esos datos y el sistema va calculando tu actividad económica. O sea, el software recibe la información de cada actividad que hiciste y hace los cálculos, para luego dártelos como papilla.
Pongamos un ejemplo. Se vino la crisis financiera mundial y querés recortar gastos. ¿Por dónde empezar? Como explican en la página, en el momento en que le das tus datos a Mint, el programa te da algunos resultados de que te pueden sorprender: servicios que ya no usás o precios irrazonables. Suspendiendo esos servicios o corrigiendo los "errores" de las compañías, podés empezar a recortar en los gastos que realmente querés hacerlo.
Todo esto se hace con gráficos que te permiten ver en qué estás gastando y en qué querés y podés ahorrar. El sistema incluso te ofrece un sistema de email y SMS que te recuerda regularmente tus nuevos autodelineados límites.
Y así con muchas otras cosas: un plan para comprarte un auto, un plan para tu jubilación, un plan para pagar los estudios de tus hijos...
Ya sé que la idea despierta una inmediata reacción negativa, sobre todo en quienes no vivimos insertos en la cultura estadounidense. ¿¡Cómo le voy a dar mi tarjeta de crédito a cualquiera?, es lo primero que se nos ocurre. Pero más allá de todos los sistemas de seguridad que dicen tener, Mint explica que el servicio sirve sólo para el manejo de información y que desde la página no se puede hacer ninguna transacción ni actividad financiera.
Aun así no les daría datos tan caros a mi bolsillo, dirán ustedes. En ese caso, bueno, está claro que hay una gran diferencia cultural a salvar.
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